El deterioro de la Laguna de Hoyo Empedrado
En una de las cabeceras del río Lechada, al E de Portilla de la Reina (León), se localiza la Laguna de Hoyo Empedrado. Ocupa el extremo septentrional del fondo de un circo de origen glaciar complejo, que forma el cordal montañoso que se extiende desde el Pico de las Lomas (2457 m) al O, hasta el Mojón de las Tres Provincias (2499 m) por el E. Desde 1994, este lugar pertenece al espacio protegido del Parque Regional de Picos de Europa.
Se trata de una pequeña laguna (60×45 m) de aguas someras. Su origen esta en la represa de las aguas por dos morrenas de origen glaciar. Además de las aguas de los deshielos, esta laguna se nutre de un manantial situado unos 100 m al E, donde afloran las aguas procedentes del fondo del circo de Hoyo Empedrado, por lo que tiene agua todo el año, incluso al final del verano.
A principios de los años 80 del pasado siglo se realizaron diversos trabajos de prospección/explotación de mineral de talco, para lo cual se realizó un acceso por pista de rodadura desde el valle del río Lechada. La explotación se cita ya como abandonada en el Inventario de Indicios Mineros de la Junta de Castilla y León del año 1985. Con motivo de los trabajos mineros, se realizó una zanja artificial de 100 m de longitud y dispuesta en ángulo recto para desviar las aguas hacia el S, hacia el fondo del valle. Probablemente se buscaba desviar el exceso de aguas sobrantes del deshielo, que de modo natural rebosaban ocasionalmente en dirección a la explotación prevista. Se evitaría, de esta manera, la llegada de agua a la montera de la explotación, hecho que siempre supone una dificultad añadida para el laboreo minero.
Los trabajos se abandonaron sin ningún tipo de restitución topográfica de la corta y, lo que es peor, no se devolvió al hueco creado (a la zanja) el material morrénico que servía de contención natural a las aguas de la laguna. Como consecuencia de ello, presenta rasgos de degradación notables debido a su desecación paulatina, situación que al final del verano se vuelve crítica ya que la mayor parte del agua que entra en la laguna desde el manantial se pierde a través del emisario artificial.
El interés geológico de esta laguna es innegable, ya que constituye una evidencia del origen glaciar del conjunto montañoso que sirve de cabecera a los valles de Lechada y Naranco. Precisamente en esta zona es donde varios especialistas de la Universidad de León están realizando trabajos conducentes a determinar la existencia de permafrost en las cumbres leonesas.
En cuanto al interés biológico, el conjunto lacustre constituido por las diferentes lagunas de montaña presentes en el área de Fuentes Carrionas y alrededores posee un valor altísimo. En sistemas alpinos donde las entradas de energía a los ecosistemas son escasas, los macroinvertebrados juegan un papel fundamental, siendo pieza clave en el mantenimiento de toda la cadena trófica. Dicha comunidad se encuentra bien representada en cada una de estas lagunas, llegando a albergar una riqueza regional de hasta 40 taxones de los principales grupos de macroinvertebrados. Además, dichos organismos, debido a sus características autoecológicas son grandes bioindicadores y al encontrarse en sistemas frágiles y sensibles como las lagunas de montaña, estas toman un especial e importante valor como centinelas del cambio global.
Lagunas como Hoyos de Vargas, Fuentes Carrionas, Pozo Curavacas, Pozo de las Lomas y Hoyo Empedrado, entre otras, también poseen bien caracterizados los demás niveles biológicos, como el fitoplancton y el zooplancton, encontrándonos especies exclusivas de ambientes alpinos. Pero el valor biológico de estos sistemas, y en particular el del Hoyo Empedrado, también reside en la demás fauna y flora, más común y cercana para el naturalista de a pie.
La presencia del elegante tritón alpino o de plantas carnívoras en las inmediaciones de estas lagunas, junto con el importante papel como reservorio de agua para la fauna salvaje (ciervos, rebecos e incluso oso en los últimos años) confieren a estos lugares una importancia intrínseca más allá de las consideraciones técnicas. Cada charca, pozo, laguna actúa como un punto caliente de diversidad fundamental para mantener la riqueza y el valor de toda la región montañosa. A pesar de su pequeño tamaño en relación con los sistemas colindantes, sin ninguna duda, estas joyas deben tener prioridad absoluta de conservación y restauración.
El Hoyo Empedrado, situado en un enclave privilegiado del Parque Regional de Picos de Europa, es uno de nuestros últimos tesoros biológicos y geológicos. En estas circunstancias, el abandono a que está siendo sometido por las autoridades competentes resulta totalmente incomprensible, máxime cuando la solución al problema pasa por la simple realización de un trabajo manual que no requiere especialistas y que puede llevarse a cabo en apenas unas horas.
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